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PROMESAS HECHAS, ¿PROMESAS CUMPLIDAS?

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Trump: un año de gobierno entre el teatro, la venganza y el caos global

Por TeclaLibre Digital

“Promesas hechas, promesas cumplidas”. La frase no es nueva —Reagan y Clinton la usaron antes—, pero Donald Trump la ha convertido en mantra personal, aunque a menudo las promesas cumplidas solo lo sean… en su imaginación.

A un año de su regreso triunfal a la Casa Blanca, el magnate neoyorquino ha demostrado que aprendió la lección de su primer mandato: esta vez llegó con experiencia, un ejército de fieles sin escrúpulos y un plan de demolición institucional que avanza sin resistencia.

La república del “yo mando”
Trump gobierna a golpe de decreto y capricho. Mandó demoler el ala este de la Casa Blanca para construirse un salón de baile —su metáfora perfecta del poder personalista— y controla un Congreso republicano dócil y una Corte Suprema conservadora que le sonríe en cada fallo.
La democracia estadounidense parece hoy un decorado de cartón piedra: firme por fuera, hueca por dentro.

La guerra de los aranceles: caos made in Trump
En nombre del “patriotismo económico”, impuso gravámenes del 25% a México y Canadá por el fentanilo (aunque el fentanilo no se fabrica allí), subió el acero al 50%, y luego decretó un “día de la liberación arancelaria” con tarifas para todos, desde China hasta los pingüinos.
El resultado: caos en las Bolsas, demandas judiciales y un tribunal que ya declaró ilegales las medidas. Pero Trump insiste: “Si los tumban, la economía se irá al demonio”.

Venganza y perdón selectivo
El Trump vengador no olvida. Ordenó imputar a sus viejos enemigos (Comey, Letitia James, Bolton) y liberó a sus simpatizantes encarcelados: desde los asaltantes del Capitolio hasta Changpeng Zhao, condenado por lavado masivo.
Ha enviado tropas de la Guardia Nacional a ciudades demócratas —y amenaza con más—, mientras usa el Pentágono para entrenar soldados en control civil. “Lugares de entrenamiento”, los llama él; “ensayo autoritario”, lo llama el resto del mundo.

Inmigrantes y megacárceles
Su promesa estrella: deportar millones. Y la ha cumplido con fervor. Redadas indiscriminadas, ciudadanos estadounidenses hostigados, vuelos militares llenos de deportados hacia países lejanos.
El Salvador, aliado del momento, recibe a los expulsados en la infame megacárcel de Bukele. Todo en nombre de la “seguridad nacional”.

Las universidades, enemigo público número uno
El nuevo “marxismo cultural” está en Harvard, dice el MAGA. Y Trump los castiga con amenazas de retirar fondos federales. Columbia capituló; Harvard pelea en los tribunales.
El mensaje es claro: la libertad académica solo vale si coincide con la línea del poder.

Musk y la “motosierra federal”
Trump fichó a Elon Musk para cortar el gasto público con su “Departamento de Eficiencia Gubernamental”. Musk prometió ahorrar dos billones; apenas logró 175 mil millones antes de renunciar entre gritos y tuits.
Cerraron agencias, miles de despidos, programas esenciales mutilados. La “motosierra” dejó más humo que ahorro.

Guerra sin fin: Ucrania, Irán, el Caribe
Prometió paz y lleva bombas. Bombardeó instalaciones en Irán, atacó 15 lanchas en el Caribe y el Pacífico (64 muertos, sin juicio), y mantiene un pie en Ucrania, otro en Venezuela.
Dice que combate el narcotráfico, aunque las lanchas destruidas no llevaban fentanilo y Venezuela no lo produce.

Política exterior de cartón piedra
Se jacta de “ocho conflictos resueltos”, presume un alto el fuego en Gaza y un acuerdo con Xi Jinping que congela la guerra comercial.
Retomó pruebas nucleares, amenaza a Nigeria y felicita a la OTAN. En resumen: menos diplomacia, más testosterona.

Salud a lo MAGA: “Make America Healthy Again”
Con Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud, Trump mezcla pseudociencia y populismo.
Despidieron a epidemiólogos, destituyeron a la directora de los CDC y ahora aseguran que el Tylenol causa autismo. Ciencia “a lo MAGA”.

La cruzada contra lo trans
Una de sus primeras órdenes: solo existen dos sexos.
Prohibió tratamientos de transición, expulsó a militares trans y vetó la mención de género distinto al biológico en pasaportes.
En los tribunales, parte de su agenda sigue frenada… pero su guerra cultural rinde votos. “Kamala se preocupa por elles; Trump, por vosotros”.

Epílogo: el show debe continuar
Trump gobierna como vive: entre el espectáculo y la venganza.
Ha dejado a su paso miedo, caos y titulares. Pero, fiel a su estilo, se venderá como el presidente que “cumple lo prometido”.
Y tal vez tenga razón: lo prometido era precisamente esto.

-Resumen interpretativo de TeclaLibre de artículo publicado en El País

rodriguezsluism9@gmail.com      https://teclalibremultimedios.com/category/portada

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