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SOLEMNE DESPEDIDA A SEMIRAMIS VILLALONA DE PEREZ

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SANTO DOMINGO, RD.– Bajo la melodía de la lluvia y la emotiva “Canción de las simples cosas”, de Mercedes Sosa, familiares, amigos y antiguos camaradas despidieron a Semíramis Villalona de Pérez, una mujer de lucha, solidaridad y convicciones firmes.

El reloj marcaba las 5:19 de una tarde gris cuando su féretro, cubierto de rosas blancas, comenzó a descender lentamente en un cementerio apartado, como si la distancia buscara prolongar el adiós. El cielo también lloró, mezclando sus lágrimas con las de Hugo Pérez, su hijo mayor, fruto de su unión con Eduardo Pérez.

Quienes la conocieron coinciden en describirla como un ser de alma pura, generosa y con una sensibilidad social fuera de lo común. En su hogar, siempre hubo espacio para quienes lo necesitaban. Su mesa era compartida no solo por sus hijos, sino por muchos compañeros de lucha del Movimiento Popular Dominicano (MPD) y de la Línea Roja del 14 de Junio, que durante los años más oscuros encontraban en su casa comida caliente, refugio y abrigo.

“El partido me envió por tres meses a casa de Semi y Eduardo, y me quedé seis… No solo por la represión, sino porque allí me mataban el hambre”, confesó uno de sus antiguos camaradas durante el acto de despedida.

Semíramis no dudaba en desvestir a sus propios hijos para ofrecer ropa a quienes llegaban con frío. Ese hogar fue, durante los 12 años de los gobiernos de Joaquín Balaguer, un verdadero santuario para los jóvenes militantes de la izquierda revolucionaria.

De su matrimonio con Eduardo nacieron Hugo, Hamlet, Raquel, Patricia y Alfonsina, quienes hoy continúan su legado junto a los nietos que le sobreviven.

Nacida el 26 de septiembre de 1938 en Guasa o Guaza, actual municipio Ramón Santana de San Pedro de Macorís, Semíramis llevaba en la sangre la dulzura de la caña y la firmeza del pueblo obrero de la región Este. Creció bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, y desde muy joven admiró las luchas de Mauricio Báez, figura que marcaría su conciencia social y compromiso político.

En los años 60, emigró a la capital y se convirtió en maestra, convencida de que la educación era una herramienta para la libertad. Se integró a la Línea Roja del 14 de Junio y tuvo un papel activo en la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), llegando a ocupar cargos directivos.

Su trayectoria como educadora la llevó a servir en liceos emblemáticos del Distrito Nacional como Miguel Ángel Garrido, Juan Pablo Duarte y Paraguay. Fue, además, cofundadora del Liceo Aníbal Ponce, en el sector Manganagua, junto a reconocidos compañeros como Tonny Peña, Blas Peña Benoit, José Vidal, Nelson Amaro, Digna Martínez y Fernando de la Rosa, todos militantes de la célula educativa del 1J4.

Defensora inquebrantable de la Revolución Cubana, Semíramis formó parte de la Campaña de Solidaridad con Cuba desde República Dominicana, desempeñando diversas labores de apoyo a la isla.

El hogar que construyó junto a Eduardo era conocido como un bastión de resistencia. “Coloraos”, les llamaban, por su vinculación con los movimientos de izquierda. En muchas ocasiones, cada uno emprendía tareas políticas en la clandestinidad, sin que el otro estuviera al tanto, por razones de seguridad y persecución.

Hoy, Semíramis Villalona de Pérez descansa, pero su legado de lucha, solidaridad y compromiso con las causas justas permanece vivo en la memoria de quienes la conocieron y en la historia de las luchas populares dominicanas.

rodriguezsluism9@gmail.com

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