-Trump tropieza con la realidad: jueces, protestas y un Musk desatado-
Por Luis Rodríguez Salcedo
Especial para teclalibre
El presidente Donald Trump, de verbo afilado y ego blindado, como siempre, está en la palestra política. Pero algo ha cambiado: el terreno ya no es tan firme como antes. A medida que avanza en su gestión presidencial, la oposición se ha vuelto más ruidosa y, en algunos frentes, más efectiva.
En Los Ángeles, ciudad símbolo del progresismo y la diversidad, miles de manifestantes tomaron las calles con pancartas, tambores y una consigna clara: “No más odio, no más Trump”. Lo que comenzó como una marcha convocada por activistas migratorios terminó siendo un desfile de descontento multicolor contra las políticas que el magnate republicano ha pretendido instaurar en ese tema.
Pero no solo en las calles se cocina la resistencia. En los tribunales federales, jueces con toga y convicción han puesto freno a iniciativas migratorias que evocan los días más oscuros del primer mandato de Trump. Uno de los fallos más recientes bloqueó temporalmente una orden ejecutiva que buscaba restringir el asilo a ciertos grupos de migrantes. La ley, le recuerdan al expresidente, no se negocia con tuits ni se impone con discursos de campaña.
Y como si el guión no pudiera ser más hollywoodense, entra en escena Elon Musk, el magnate tecnológico que alterna entre cohetes espaciales y dardos envenenados en redes sociales. El enfrentamiento verbal entre Musk y Trump ha sido tan público como sabroso. Mientras uno se presenta como el mesías del futuro, el otro insiste en ser el salvador del pasado.
Elon, quien se integró desde la campaña en el trumpismo, ha tomado distancia, acusando al expresidente de “fomentar la división” y de ser un “ancla del progreso”. Trump, por su parte, no se quedó callado y lo llamó “otro genio con complejo de Dios”. La pelea no necesita ring: X (antes Twitter) es suficiente.
Pero quizás el elemento más inquietante —y más sabroso para los analistas— es el rumor creciente en los pasillos de Washington: ¿se cocina un nuevo impeachment? Aunque aún no hay proceso formal, varias comisiones del Congreso, dominadas por una oposición demócrata que ha aprendido a usar el reglamento como espada, han comenzado a investigar supuestos manejos financieros turbios relacionados con la campaña y vínculos opacos con intereses extranjeros. El ruido es tenue, pero constante. Y en política, cuando el río suena…
Lo cierto es que Trump, quien supo capitalizar el descontento y reinventarse como víctima del «sistema», ahora parece ser víctima de sus propios excesos. La narrativa de “yo contra el mundo” le funcionó una vez, pero hoy el mundo responde con jueces, marchas, redes sociales y rivales que no temen enfrentarlo.
¿Será esta la antesala de su declive o solo un nuevo capítulo en su interminable espectáculo político?
Con Trump nunca se sabe. Lo seguro es que él siempre intentará robarse el show… aunque esta vez le estén bajando el telón.
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