China respondió este martes a los aranceles impuestos por Donald Trump a sus importaciones con medidas similares contra los hidrocarburos, los vehículos y la maquinaria agrícola de Estados Unidos, lo que marca el inicio de una nueva guerra comercial entre las dos principales economías mundiales.
La potencia asiática también presentó un reclamo ante la Organización Mundial del Comercio «para defender sus legítimos derechos e intereses» frente a la imposición en Estados Unidos de aranceles sobre los productos chinos.
La reacción de China se dio a conocer minutos después de que entraran en vigor los gravámenes aduaneros del 10% adicional impuesto por el presidente Donald Trump a las importaciones de productos chinos.
El nuevo mandato de Donald Trump también había anunciado aranceles contra Canadá y México, en este caso del 25%, pero suspendió su implementación durante 30 días a cambio del refuerzo de la vigilancia y la seguridad en sus fronteras para combatir el tráfico de fentanilo.
La decisión de China de imponer aranceles en respuesta a las medidas de Donald Trump marca una nueva escalada en la guerra comercial entre ambas potencias. Para entender mejor esta situación, analizaremos el contexto, las implicaciones económicas y políticas, y las posibles consecuencias a nivel global.
Desde 2018, bajo la primera administración de Donald Trump, EE.UU. impuso aranceles a productos chinos argumentando prácticas comerciales desleales, robo de propiedad intelectual y un desbalance en la balanza comercial. China respondió en ese entonces con medidas similares, afectando bienes estadounidenses.
Lo que se augura es que ambos países sufrirán mayores costos en importaciones, afectando sectores clave como tecnología, manufactura y agricultura.
Los aranceles van a encarecer productos en EE.UU. y China, generando presión inflacionaria.
Empresas de ambos países enfrentarán mayores costos de producción, afectando el crecimiento global.
No es de dudarse tampoco que las empresas podrían buscar reducir su dependencia de China o EE.UU., beneficiando a países como México, Vietnam e India.
Esta guerra comercial va a reforzar la competencia estratégica entre Washington y Pekín, y tros países podrían verse presionados a tomar partido o ajustar sus propias políticas comerciales.
La respuesta de China a los aranceles de Trump refuerza la incertidumbre en la economía global. A corto plazo, podría afectar los mercados financieros y el comercio internacional. A largo plazo, esta guerra comercial podría redefinir las dinámicas económicas mundiales, impulsando la relocalización de industrias y nuevas alianzas comerciales.