El 9 de julio de 1925 nació en Santiago de los Caballeros un hombre cuya vida y obra marcaron profundamente el quehacer cultural y educativo en la República Dominicana: el Dr. Rafael Castro Casimiro. En el centenario de su nacimiento, es imprescindible recordar su invaluable contribución como un apasionado promotor de la lectura, la educación y la cultura, cuya influencia trasciende generaciones y sigue inspirando a quienes valoran el poder transformador del conocimiento.
Desde sus inicios, el Dr. Castro Casimiro se destacó por su dedicación al estudio y a la formación de las nuevas generaciones. Su formación académica, que incluyó un doctorado en Filosofía y Ciencias de la Educación, así como diplomados en Biblioteconomía en Madrid, España, y diversos cursos en áreas como relaciones humanas, economía, historia de la ciencia y pedagogía sexual, reflejan su sed de conocimiento y su compromiso con la excelencia. Su constante búsqueda de crecimiento intelectual fue una de las cualidades que lo convirtieron en un referente en el ámbito educativo y bibliotecológico.
Su carrera académica en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), que inició en 1965, fue marcada por su liderazgo y visión innovadora. Como coordinador de la cátedra “Teoría de la Pedagogía” y profesor de varias asignaturas relacionadas con la filosofía de la educación y la administración escolar, dejó una huella imborrable en sus estudiantes. Además, fue un pionero en la creación de la carrera de Bibliotecología en la República Dominicana, siendo considerado por muchos como el Padre de la Bibliotecología en el país. Su enfoque en una educación integral y accesible lo llevó a promover programas que acercaban la biblioteca a la comunidad, entendiendo que el acceso al conocimiento es fundamental para el desarrollo personal y social.
Uno de sus legados más emblemáticos fue la creación de la Asociación de Amigos de la Biblioteca en la Biblioteca Fray Bartolomé de las Casas de la UASD. Esta iniciativa no solo fomentó el amor por la lectura, sino que también sirvió como un espacio de encuentro y colaboración entre estudiantes y profesionales, fortaleciendo la cultura y el aprendizaje en la comunidad universitaria. Su entusiasmo era contagioso; en cada Feria del Libro, su presencia en el stand de la universidad era un acto de compromiso y amor por la lectura. Con gestos sencillos, como ofrecer caramelos, lograba motivar a los jóvenes a descubrir el placer de leer, dejando una huella que perdura en quienes tuvieron la dicha de compartir esos momentos con él.
Su vida personal, marcada por una familia que amaba y formó con dedicación, también refleja sus valores. Casado con María Rosa Guerreira y padre de Rosa María Castro, además de tener tres hijos: Carlos Rafael, el poeta Agustín Tomas y Ana Castro Burdiez con Juana María Burdiez, Rafael Castro Casimiro fue un ejemplo de sencillez, bondad y honradez. Su carácter afable y su compromiso con el servicio lo convirtieron en un referente no solo en el ámbito académico, sino también en la comunidad.
El reconocimiento a su labor no solo proviene de sus discípulos, sino también de figuras destacadas en el ámbito educativo y cultural, como ex rectores, ministras de educación, directores de bibliotecas y dirigentes gremiales, quienes continúan honrando su memoria y legado. La protección que ofreció durante los “doce años” a figuras como Rafael Santos, su defensa en momentos difíciles y era confianza del profesor Narciso González (conocido como Narcisazo), su esposa, Altagracia Ramírez (Tati), también está incluida en este grupo.
Fallecido el 30 de junio de 2007, en el Día del Maestro en la República Dominicana, el legado del Dr. Rafael Castro Casimiro permanece vivo en cada libro que se lee, en cada joven que se inspira en su ejemplo y en cada iniciativa que busca promover la cultura y la educación en el país. Su vida y obra son un testimonio de que la pasión por el conocimiento y el compromiso con la comunidad pueden transformar vidas y dejar una huella imborrable en la historia de la cultura dominicana.
En homenaje a su memoria, recordamos que su ejemplo nos invita a seguir promoviendo la lectura, la educación y la cultura como herramientas fundamentales para el progreso social y personal, consolidando así su legado en el corazón de la República Dominicana.
Honramos su memoria si la Universidad Autónoma de Santo Domingo dedica a su nombre el stand en en la próxima Feria Internacional del Libro a celebrarse a finales del mes de septiembre e inicios de octubre del presente año. Gloria eterna!
