¿Invadiría Estados Unidos a Estados Unidos para salvar a Estados Unidos de Estados Unidos?
Por: Luis Rodríguez Salcedo
Para Teclalibre
En estos tiempos donde los titulares parecen escritos por guionistas de ciencia ficción, una frase resuena con fuerza y sarcasmo en las redes sociales, como un eco incómodo en la conciencia colectiva:
“Si Estados Unidos viera lo que está haciendo Estados Unidos en Estados Unidos, Estados Unidos invadiría a Estados Unidos para liberar a Estados Unidos de la tiranía de Estados Unidos.”
Aunque suene como un trabalenguas geopolítico, esta sentencia —nacida de un editorial anónimo con agudeza afilada— desnuda una verdad inquietante: el imperio de la libertad podría necesitar liberarse de sí mismo.
Porque sí, Estados Unidos ha sido históricamente el autoproclamado gendarme del mundo, justificando guerras, invasiones y bloqueos bajo el pretexto de liberar pueblos oprimidos de dictadores tiránicos, violadores de derechos humanos o regímenes autoritarios. El problema es que hoy, esos mismos síntomas comienzan a aparecer al interior de sus propias fronteras.
¿Represión policial a protestas pacíficas? Presente.
¿Espionaje masivo? Confirmado.
¿Leyes que limitan libertades civiles en nombre de la seguridad? En vigor.
¿Censura disfrazada de “moderación algorítmica”? Aprobada.
¿Procesos judiciales politizados? A la orden del día.
Bajo esos parámetros, si Estados Unidos aplicara sus propios criterios de intervención… tendría que sancionarse a sí mismo, congelar sus activos, declarar su gobierno ilegítimo y quizás, enviar tropas a Washington para democratizar la democracia.
La paradoja es tan absurda como brillante. Es el colmo del imperialismo introspectivo: convertirse en la víctima de su propia doctrina Monroe, y ser a la vez invasor e invadido, opresor y liberador, víctima y victimario.
Esta frase, más que una burla viral, es una alarma. El faro de la democracia occidental parece encandilarse a sí mismo, y si no se corrige el rumbo, Estados Unidos corre el riesgo de convertirse en el tipo de régimen del que solía “rescatar” a otros.
Porque, si el experimento norteamericano no logra mirarse con honestidad, corregirse con humildad y reformarse con valor… entonces quizás, por primera vez en su historia, necesitará ser salvado de sí mismo.
rodriguezsluism9@gmail.com
