Por Dr. Victor Manuel Peña /
Según el discurso reeleccionista de Abinader el país vive en un “paraíso”. Eso significa que la verdadera y cruda realidad que vive la República Dominicana ha sido elevada a la categoría de ficción por el señor presidente de la República en su discurso de rendición de cuentas.
Por eso hay algunos que hablan de que el señor presidente Abinader lo que hizo fue envolver la realidad del país en una rendición de cuentos.
Nos habló en su discurso de una realidad muy ajena y distante de la verdadera realidad que vive el pueblo dominicano.
Fue tan emotivo el discurso que hasta la gesta liberadora y creadora de la República por los Padres de la Patria el 27 de febrero de 1844 fue soslayada.
Se le olvidó recordar que la independencia nacional, proclamada el 27 de febrero de 1844, la logramos en una patriótica e incesante lucha contra la dominación haitiana durante 22 años.
Hay que recordarle al presidente que la realidad económica no podía ser más desastrosa y funesta que la que hemos estado viviendo durante la funesta y desgraciada gestión del PRM a partir del 16 de agosto de 2020.
El crecimiento del PIB nominal se desplomó al pasar de 12.3% en el 2021 a 4.9% en el 2022.
Pero lo que más importa es calcular el PIB a los precios de un año base, no calcularlo a precios corrientes o a precios del mercado como ocurre con el PIB nominal.
Cuando calculamos el PIB a los precios de un año base estamos hablando del PIB real.
¿Cuál fue el PIB real en el 2021 y en el 2022? Al 12.3% en el 2021 y al 4.9% en el 2022 hay que restarle la tasa de inflación en cada uno de esos años.
Al restarle al PIB nominal la tasa de inflación estamos calculando el PIB real.
El crecimiento económico lo determina fundamentalmente el sector privado, pero el Estado no solo debe crear un marco adecuado con las políticas económicas aplicadas, sino que debe participar activamente en ese proceso de crecimiento de la economía porque el Estado consume e invierte.
El Estado dominicano es un gran consumidor y un ineficiente inversor o inversionista.
Con la política monetaria expansiva aplicada por parte del Banco Central se dio paso a la expansión de la liquidez o de la masa monetaria en la economía, lo que provocó una depreciación sostenida de la moneda. Los altos niveles de inflación que hemos tenido se han debido a esta depreciación sostenida de la moneda nacional y a factores externos que con la guerra entre Rusia y Ucrania se han agravado.
El Banco Central ha aplicado rápidamente una política monetaria restrictiva que ha provocado, a través de la reducción de la liquidez y el aumento de la tasa de interés de política monetaria, el aumento de las tasas de interés pasivas y consiguientemente ha habido un incremento de las tasas de interés activas y se ha producido un inevitable encarecimiento del crédito bancario.
Y en el contexto de la política monetaria restrictiva el Banco Central ha estado utilizando el mecanismo de operaciones de mercado abierto para emitir instrumentos financieros a elevadas tasas de interés. O sea que el endeudamiento del Banco Central le sale muy caro al Estado y al pueblo dominicano.
La moneda nacional se apreció ligeramente, pero ha retornado rápidamente el proceso de depreciación de la moneda y de aumento sostenido de la inflación.
La inflación se ha comido o tragado el poder adquisitivo o de compra de los salarios.
De paso tenemos que subrayar que el poder de compra del salario mínimo no se calcula, señor presidente, diviéndolo entre el precio de un producto, sino diviéndolo entre el índice de precios al consumidor.
Con el salario mínimo en el 2011 se podía cubrir entre el 85% y el 90% del costo de la canasta familiar, de manera que el salario mínimo tenía un mayor poder de compra que en el gobierno de Abinader porque la inflación estaba sometida a control en el tercer gobierno de Leonel Fernández.
La política fiscal ha adolecido de fallos estructurales. El gobierno del PRM estaba decidido a aplicar una reforma tributaria del proceso de recuperación de la economía. De haberse aplicado esa reforma tributaria el proceso de recuperación de la economía dominicana hubiera sido mandado al zafacón de la historia.
Fueron Leonel y la Fuerza del Pueblo los que asumieron el correcto discurso de que no procedía la aplicación de esa reforma tributaria en medio de la recuperación de la economía.
Así como el gobierno de Abinader no ha sido eficiente en la aplicación de la política monetaria tampoco ha sido eficiente en la aplicación de la política fiscal.
El gasto corriente supera con creces o abundantemente el gasto de capital: una ínfima proporción del gasto total se dedica al gasto de capital.
Las obras de infraestructura, en las que está presente el gasto de capital, son claves en el proceso de modernización, de crecimiento y de desarrollo de una economía.
Hay una gran diferencia entre las muchas obras que anuncia el presente gobierno y las muy pocas obras que inaugura.
Los ingresos generados por los tributos existentes no dan para cubrir la totalidad del gasto público, razón por la cual el déficit fiscal está en 3.6% del PIB.
El país está envuelto en una situación de sobreendeudamiento de la economía pública o del Estado en este gobierno. Y el gobierno se está sobreendeudando en moneda extranjera para pagar fundamentalmente el servicio de la deuda externa.
Y es muy poco lo que queda de ese masivo, abusivo y abrasador endeudamiento externo para financiar la construcción de obras de infraestructura o del gasto de capital.
Esa situación limita la incidencia del Estado en el crecimiento económico en el gobierno del PRM.
La seguridad pública y ciudadana del presente gobierno ha sido un total fracaso, por lo que la política de seguridad pública y ciudadana ha corrido la misma suerte. El país ha estado bajo el torbellino de la delincuencia organizada.
La reforma de la Policía ha sido otro torbellino y no parece que ese torbellino vaya a terminar en buena cosa. El fideicomiso de que se ha hablado para impulsar esta reforma amenaza con destruir el carácter totalmente público de la Policía Nacional.
La posición hipócrita y demagógica que Luis Abinader asumió en el discurso del 27 frente a Haití contrasta diametralmente con la defensa del proyecto de ley sobre trata de personas, explotación y tráfico ilícito de migrantes que hizo el mismo presidente, quien, además, dijo que sometería dicho proyecto al Congreso Nacional dentro de cuarenta y cinco días.
Frente al caso haitiano no ha habido una verdadera defensa de la soberanía nacional, de la independencia y de la capacidad de autodeterminación del pueblo dominicano. Un Estado soberano no debe ceder, jamás, su soberanía a ningún organismo internacional llámese como se llame.
Un Estado soberano no debe renunciar jamás a su plena capacidad para deportar a los inmigrantes o migrantes ilegales.
En el gobierno de Abinader ha habido corrupción abiertamente en las siguientes instituciones: Ministerio de Educación, Lotería Nacional, el Instituto Postal Dominicano (el Correo), el Ministerio de la Juventud y otras. El único caso que se está ventilando en la justicia es el de la Lotería Nacional.
Por estar impulsando el proyecto reeleccionista a favor de Abinader, el gobierno del PRM ha engavetado la lucha contra la corrupción y la impunidad.
Ya el gobierno de Abinader ni siquiera habla de la independencia del Ministerio Público, lo que fue un delirio o deleite durante el primer año de gobierno del PRM.
Ahora una de las principales preocupaciones del gobierno es crear el Ministerio de Justicia, una ilusión vana e irrealista porque para crear cualquier ministerio hay que reformar la Constitución de la República.
Todo indica, incluyendo las encuestas serias, que el presidente Abinader no logrará la reelección en el 2024.
Leonel y la Fuerza del Pueblo se impondrán en esas elecciones presidenciales y congresuales de mayo de 2024.
Datos: El autor es doctor en Economía, abogado y miembro de la Dirección Central de la Fuerza del Pueblo
Autor: Dr. Víctor Manuel Peña
