-Tragedia en Texas: Río Guadalupe arrasa campamento cristiano de niñas durante el 4 de julio-
Una tragedia sacudió la celebración del 4 de julio en Texas, cuando lluvias torrenciales desataron una inundación súbita que ha dejado, hasta este domingo, al menos 51 muertos —15 de ellos menores de edad— y decenas de personas desaparecidas, entre ellas 27 niñas que participaban en un campamento cristiano de verano.
El desastre se desató la noche del viernes cuando el río Guadalupe, normalmente apacible y bordeado de árboles, creció violentamente casi ocho metros en menos de una hora, convirtiéndose en un monstruo de agua marrón que arrastró casas móviles, vehículos, cabañas y sueños.
En el corazón de la tragedia se encuentra Camp Mystic, un tradicional campamento religioso para niñas ubicado en las afueras de Kerrville, a unos 100 kilómetros al noroeste de San Antonio. Allí se encontraban unas 750 niñas que celebraban el fin de semana patriótico en un ambiente de oración, fogatas y cantos. Pero la madrugada del sábado, el campamento se transformó en un caos de lodo, gritos y angustia.
Las imágenes que han llegado desde la zona muestran un paisaje devastado: mantas empapadas, colchones embarrados, ositos de peluche rotos y biblias mojadas dispersas por el lodo. Muchas de las niñas dormían cuando el torrente se llevó por delante las cabañas, sin dar tiempo a reaccionar. Algunas lograron aferrarse a ramas o techos flotantes, mientras que otras simplemente desaparecieron bajo la fuerza brutal del agua.
La búsqueda no se detiene. Equipos de emergencia, voluntarios y padres desesperados recorren la zona entre árboles caídos y escombros. Helicópteros sobrevuelan el área mientras buzos peinan las orillas del río, con la esperanza de encontrar sobrevivientes. Pero el lodo lo complica todo, y el tiempo corre en contra.
«Seguimos orando, pero también seguimos cavando», dijo entre lágrimas una madre, aún con la pulsera de visitante del campamento en su muñeca. «No puedo irme hasta encontrar a mi hija.»
La gobernadora de Texas ha declarado el estado de emergencia en la región, mientras se activan fondos federales y se despliegan recursos adicionales. Sin embargo, entre la ayuda oficial y el operativo logístico, lo que reina es el dolor.
En medio de la tragedia, se alzan voces que cuestionan por qué, con alertas meteorológicas previas, no se evacuó el campamento a tiempo. Pero por ahora, la prioridad sigue siendo rescatar, consolar y sobrevivir.
Una vez más, la naturaleza —incontenible e implacable— nos recuerda lo vulnerables que somos, incluso en los lugares donde se canta a la fe y la inocencia.