Por Luis Rodriguez Salcedo
-El ex presidente estadounidense Barack Obama expresó profunda preocupación por varias políticas implementadas por Trump, destacando especialmente los ataques contra la libertad de expresión y la libertad académica-
Este discurso de Barack Obama en Hamilton College representa no solo una crítica puntual a ciertas políticas del expresidente Donald Trump, sino también una intervención significativa en el debate nacional sobre la libertad de expresión, los derechos civiles y el rol de las universidades en una democracia.
Obama expresó preocupación por las restricciones o castigos hacia universidades que permiten protestas estudiantiles, particularmente las que han mostrado apoyo al pueblo palestino. Esta referencia al intento de Trump de retirar fondos federales a instituciones académicas sugiere una grave transgresión contra: La Primera Enmienda de la Constitución de EE.UU., que garantiza la libertad de expresión.
También contra la autonomía universitaria, que permite a los centros de educación superior funcionar como espacios de debate plural, investigación crítica y formación ciudadana. Obama defendió además el derecho de los estudiantes a protestar pacíficamente y recalcó que la disidencia forma parte esencial de la democracia estadounidense.
Otra de las críticas del expresidente fue dirigida hacia políticas migratorias que, bajo el gobierno de Trump, afectaron directamente a estudiantes extranjeros involucrados en protestas o acusados de simpatizar con causas como la palestina. Obama lo presentó como un intento de coerción política y de uso selectivo del poder del Estado para intimidar a sectores vulnerables.
Este enfoque va más allá de la inmigración: revela un patrón autoritario donde la ideología política determina quién puede permanecer, estudiar o expresarse en EE.UU.
Obama también condenó el uso de órdenes ejecutivas para moldear políticamente a las firmas legales o intimidar a quienes ejercen funciones jurídicas. Aunque no se dieron nombres concretos, esta referencia puede leerse como un rechazo a la forma en que Trump usó el Departamento de Justicia y el aparato estatal para protegerse a sí mismo y castigar a opositores.
Esto socava la independencia judicial, una de las piedras angulares de la democracia liberal.
Este discurso marca un punto de no retorno entre Obama y Trump. Aunque ambos ocuparon el mismo cargo, y Obama guardó inicialmente cierta compostura institucional tras la elección de Trump, este pronunciamiento revela que ya no se siente obligado a guardar silencio frente a lo que considera una deriva autoritaria.
Se posiciona así como una de las principales voces de resistencia democrática, particularmente en el contexto universitario y progresista, pero también entre sectores moderados que defienden el Estado de derecho.
El momento del discurso también importa. En EE.UU. ha habido en los últimos años un creciente movimiento estudiantil pro Palestina en respuesta a la violencia en Gaza y las decisiones de política exterior de EE.UU. sobre Israel.
El intento del gobierno de Trump de silenciar o castigar estas manifestaciones es visto por muchos como una traición al legado liberal estadounidense y un peligro para la salud democrática del país. Obama, al alzar su voz en este contexto, se alinea con los defensores de los derechos civiles y humanos, especialmente en los campus universitarios.
El discurso de Obama en Hamilton College no es simplemente una crítica a Trump, sino una advertencia sobre la fragilidad de las libertades democráticas. Su defensa del derecho a disentir, a protestar y a estudiar sin miedo a represalias estatales refleja su compromiso con los valores constitucionales y su rechazo al uso autoritario del poder.
Este episodio también refuerza su imagen como líder moral y figura clave en el debate político post-Trump, en un momento donde el país enfrenta tensiones sociales, polarización política y un examen profundo de sus instituciones democráticas.
LRS