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“Sistemas Educativos por la Excelencia del Docente”, una propuesta integral para transformar la educación dominicana (3 de 4)

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Por: Simeón Arredondo*

Para el profesor Cross el meollo de la crisis educativa en la patria de Salomé Ureña de Henríquez se encuentra en la débil formación de los docentes, lo que a su vez genera un sistema educativo deficiente.

Un profesorado formado garantiza el desarrollo de una enseñanza de calidad y nos permite conseguir el nuevo objetivo mundial de educación, en el marco de desarrollo sostenible que reclama una educación de calidad, inclusiva y equitativa, en la cual se promuevan las oportunidades de aprendizaje permanente para todas las personas”, afirma, para luego plasmar los lamentables datos que reproducimos a continuación:

“La reciente evaluación del desempeño docente realizada por el Instituto de Evaluación de la Calidad Educativa (IDEICE),  indica que las competencias del personal docente en servicio evidencian graves limitaciones en su dominio conceptual y metodológico para hacer posible un desarrollo curricular garante de aprendizajes efectivos.

Solo el 2.9% de los 60,100 profesores de aulas examinados pueden ser calificados de excelentes y sobresalientes, al alcanzar calificaciones por encima de los 90 puntos, 23.9% como muy bueno y el 35.1% como bueno. En tanto, el 38.1% mejorable”.

Quien sea conformista, o no entienda a profundidad la importancia y la gravedad de estos datos, pudiera concluir que la suma de excelente, muy bueno y bueno asciende al 61.9%, y que bajo ciertos criterios evaluativos estaríamos aprobados. Pues no es tan simple como eso.

De lo que se trata es, que ese casi 40% de “mejorables” o “no aprobados”, en términos reales constituye un alto número de profesores que están en las aulas “enseñando” o “educando” a los hijos de los ciudadanos dominicanos. O sea, que hay miles de personas impartiendo docencia sin estar calificadas para ello, lo que es grave y preocupante, pues se trata de la formación de los hombres y mujeres de la nación.

En un sistema educativo que apuesta por la excelencia, casi la totalidad de los educadores deben estar calificados como excelentes, y el porcentaje de los “mejorables” debe ser igual a cero. La excepción deben ser los “muy buenos”. Cuando educamos debemos hacerlo con un alto nivel de consciencia para poder crear ciudadanos conscientes.

Partiendo de la teoría crossiana, esa sería la única forma de conseguir insertar a la República Dominicana en un lugar digno de reconocimiento entre las diferentes evaluaciones que realizan los organismos a los que ya se ha hecho referencia.

 

De ahí el título del libro, “Sistemas Educativos por la Excelencia del Docente”, el cual enuncia en pocas palabras la proposición que Marcos realiza después de comprobar mediante estudio comparativo la notable diferencia en el tratamiento que le da nuestro país a la formación de los maestros y la que le dan los países con los mejores índices de desarrollo. Y cita varios ejemplos, de los que les vamos a presentar algunos tal como los plasma nuestro autor.

 

El Ministerio de Educación japonés obliga a mantener una formación permanente y continua en los docentes que forman parte del sistema, obligándolos a renovar cada 10 años su titulación como docente mediante el otorgamiento de un certificado educativo que le avala para continuar ejerciendo la profesión de docente en el área o nivel donde se desempeña.”

 

Otro caso importante, “el éxito del sistema educativo de Finlandia se fundamenta en los profesores. El docente magnifica un gran respeto en la sociedad y éstos deben tener en su formación intelectual un mínimo de una maestría en el área donde se desempeña, para poder ejercer como docente.”

 

Dos simples ejemplos que si profundizamos en su contenido nos damos cuenta de que contienen informaciones vitales relacionadas con la calidad de cualquier sistema educativo. Que para un maestro continuar ejerciendo su función de educador tenga que renovar cada 10 años su titulación no es nada sencillo, y a la vez significa que ese profesional tiene que mantenerse actualizado y al tanto de los asuntos de su competencia.  Por ello la obligatoriedad de una formación continua. Quiere decir que en Japón el profesor también es estudiante, aunque sea de otro nivel, y su formación avanza junto al desarrollo de los nuevos paradigmas evitando así que el docente caiga en la obsolescencia.

 

En lo que concierne al sistema educativo finlandés, la obligación de que una persona esté titulada como magister para ejercer el profesorado, también constituye un aspecto de alto valor para la calidad educativa. Pues no es lo mismo que quien imparta las clases de química, por ejemplo, sea un licenciado o alguien que de alguna forma ha obtenido ciertos conocimientos y sencillamente se dedique a enseñar, a que sea una persona en posesión de un master en química, que quiérase o no, posee amplios conocimientos de la materia, además de estar dotado de las herramientas pedagógicas necesarias para garantizar una enseñanza de calidad a sus alumnos.

 

Con sistemas así, no debe sorprendernos que estos países obtengan con frecuencia los primeros lugres en las evaluaciones que al respecto se realizan.

 

También en América Latina hay sistemas educativos dignos de imitar, como el de Costa Rica, sobre el que afirma el profesor Cross que “es una muestra de la relación educación-desarrollo”. “El sistema educativo costarricense es uno de los mejores de Latinoamérica y el mejor de Centro América, relativo al tema de la alfabetización, cobertura e inversión en educación, con más de un 8% del PIB del país, equivalente a una inversión por estudiante, per cápita, por año, de unos 800 dólares”, dice.

O el de México, del cual refiere que “cuenta con un programa permanente de formación y actualización del docente, cuyo objetivo principal es mantener a los maestros del sistema público actualizados y renovados en la misma dirección del accionar de las nuevas tecnologías del conocimiento, vinculado al avance tecnológico en la era digital en que nos desarrollamos.

El Programa Nacional para la Actualización Permanente de los Maestros de Educación Básica en Servicio (PRONAP), mantiene a los docentes en actividad continua, aplicando metodologías flexibles, compatibles con la docencia durante todo el año, con ofertas acordes al uso de las tecnologías aplicadas a la educación”.

 

Aquí se observa cierta similitud con el sistema japonés, que obliga a los profesores a permanecer formándose, logrando así que el personal docente se mantenga actualizado en un mundo globalizado y de permanentes cambios, repleto de información y de nuevas tecnologías que evolucionan a una gran velocidad.

Eso demanda que cada profesional se vaya actualizando en la misma medida. Pero el caso de los maestros es más exigente porque a ellos corresponde transmitir los nuevos y los viejos conocimientos a sus discípulos.

* Poeta y escritor dominicano residente en España

simeonarredondo@gmail.com

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