-Trump impone su ley en Los Ángeles: manda 2,000 soldados para contener protestas contra autoridades migratorias-
En una acción con tinte hollywoodense , el expresidente Donald Trump decidió la noche del sábado poner mano dura y ordenó el despliegue de 2,000 soldados de la Guardia Nacional de California en Los Ángeles, a pesar de las fuertes objeciones del gobernador Gavin Newsom. ¿La razón? Las protestas que, por segundo día consecutivo, se calentaron al punto de desatar enfrentamientos entre manifestantes y autoridades migratorias.
Desde la Casa Blanca no se anduvieron con rodeos y soltaron un comunicado con tono marcial: “El presidente está enviando a los soldados para hacer frente a la ilegalidad que se ha permitido proliferar en California”. ¡Boom!
Pero Newsom, demócrata hasta la médula, no tardó en reaccionar y contraatacó en X (antes Twitter) tachando la movida presidencial de “intencionalmente inflamatoria” y advirtiendo que solo serviría para echar más leña al fuego. “Esta es la misión equivocada y erosionará la confianza pública”, dijo el gobernador con voz grave y gesto de preocupación.
Mientras tanto, en el sur de Los Ángeles, el ambiente era irrespirable –literalmente. Gases lacrimógenos, humo y tensión flotaban en el aire mientras la batalla entre agentes migratorios y manifestantes se intensificaba. Una escena casi distópica, con la Patrulla Fronteriza vestida de negro, cascos puestos, máscaras de gas y actitud desafiante frente a un parque industrial en Paramount.
La gente, sin miedo, alzaba la voz. “¡ICE fuera de Paramount! ¡No son bienvenidos aquí!”, gritó una mujer a través de un megáfono mientras los vecinos filmaban cada detalle con sus celulares. Algunos aplaudían, otros abucheaban, y todos parecían tener claro de qué lado estaban.
Trump, fiel a su estilo de confrontación, lanzó un dardo en su red Truth Social: “El Gobierno Federal intervendrá y resolverá el problema, DISTURBIOS Y SAQUEADORES, como debe resolverse”. Y si Newsom y el alcalde de Los Ángeles no pueden hacer su trabajo –“como todo el mundo sabe que no pueden”, añadió–, él está listo para tomar las riendas.
Newsom, por su parte, advirtió que el gobierno federal está intentando arrebatarle el control de la Guardia Nacional californiana. “Las autoridades locales pueden pedir ayuda cuando lo necesiten, pero ahora mismo no hay ninguna necesidad insatisfecha”, dijo, subiendo el tono.
¿Estamos ante un nuevo pulso entre California y Washington? ¿O es esta la antesala de una crisis institucional mayor? Lo cierto es que la calle arde, los líderes chocan, y el país vuelve a debatirse entre el orden y el derecho a la protesta.
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