Rannel Báez poeta, narrador, dramaturgo y profesor universitario en la ciudad de Azua, República Dominicana, comparte su ponencia en el Primer Encuentro del Movimiento Literario, Artístico y Cultural de la Cerepoetica, el pasado fin de semana 9-10 de agosto del presente, con el titulo: «Un CC de Cerebro».
Agradecido de la invitación a participar en el Encuentro se suma al Movimiento el cual considera ‘importante y pertinente’ por sus reflexiones sobre la importancia del pensamiento crítico y la defensa del cerebro humano frente a las amenazas de la tecnología, la desinformación y la manipulación social.
Destaca del Manifiesto que:
“desde la creación artística a la barbaridad humana manifestada en su autodestrucción y en el abuso de poder, y promover un uso ético y responsable de los recursos tecnológicos, sobre todo, el de la robótica y logarítmica inteligencia artificial (IA)”, … proclaman, los poetas fundadores, Carlos Márquez y Simeón Arredondo.
Rannel hace una catarsis al criticar cómo la humanidad, especialmente tras la pandemia del Covid-19, ha caído en una hipnosis colectiva, perdiendo valores fundamentales como la justicia, el amor y la cultura.
«Un mundo que actúa y piensa inducido por un meme, por un credo, por el mercado de la guerra fría y caliente, por una agenda gay, por una dosis de metanfetamina, por las mentiras de la posverdad, por el efecto cher del dembow, o por el brainrot kitsch del tralalelo tralalá… vorágine en la que los lobos “cuidan” de las ovejas».
Continua expresándose el poeta Baez:
«Han borrado de nuestro disco duro, el sentimiento por la justicia, el amor por la patria y la libertad, el deber deontológico, el buen gusto por el arte, el placer de la lectura, el respeto al derecho ajeno, el sentido de pertenencia, el apego a nuestra cultura…
Entramos en un punto de no retorno, sin el beneficio de poner en la balanza nuestras dudas e interrogarnos sobre el aforismo 341 de Nietzsche: ¿Y si pudiéramos vivir una segunda vida, repetiríamos la misma vivida o le pasaríamos facturas a nuestros errores?
No hay tiempo para filosofar. Nuestra capacidad de asombro, rebasó la teoría de la relatividad porque vamos a la velocidad de la luz.
Pero vamos en ella sin historia y sin utopías. Y es hora de que seamos aunque sea Pinky Cerebro».
Báez apela al Movimiento Cerebrista para que promueva un uso ético de la inteligencia artificial, la robótica y otras invenciones, desde una perspectiva humanista y moral. Refiere a la historia de la ciencia y la ética, destacando la necesidad de resistir la manipulación y mantener viva la creatividad y la cultura como herramientas de cambio y libertad.
Concluye incentivando a usar el cerebro y la palabra para reconstruir un mundo más justo y humano, en contra de los poderes que buscan enajenarnos y destruir nuestra esencia.
Adjunto la ponencia de Rannel Baez
2 de agosto de 2025.
Un CC de Cerebro,
Para el Primer Encuentro Internacional de la Cerepoesía, a celebrarse los días 9 y 10 de agosto de 2025.
Gracias a los poetas Carlos Márquez y Simeón Arredondo por invitarme a este trascendental evento y por hacerme parte de este Movimiento Cerebrista que invita a pensar con la cabeza, en este momento en el que el mundo anda mal gastando materias primas y sub utilizando la materia gris.
Un mundo que actúa y piensa inducido por un meme, por un credo, por el mercado de la guerra fría y caliente, por una agenda gay, por una dosis de metanfetamina, por las mentiras de la posverdad, por el efecto cher del dembow, o por el brainrot kitsch del tralalelo tralalá… vorágine en la que los lobos “cuidan” de las ovejas.
Pareciera como si la vacuna contra el Covid 19, nos ha dejado ensimismados en una hipnosis colectiva, como zombis frente al expreso de la media noche, máquinas tragamonedas, actores de un melodrama surrealista, con distintos finales con un mismo fin: repetir la escena de la desesperanza, con la misma interrogante ¿a quién le creo?
Han borrado de nuestro disco duro, el sentimiento por la justicia, el amor por la patria y la libertad, el deber deontológico, el buen gusto por el arte, el placer de la lectura, el respeto al derecho ajeno, el sentido de pertenencia, el apego a nuestra cultura…
Entramos en un punto de no retorno, sin el beneficio de poner en la balanza nuestras dudas e interrogarnos sobre el aforismo 341 de Nietzsche: ¿Y si pudiéramos vivir una segunda vida, repetiríamos la misma vivida o le pasaríamos facturas a nuestros errores?
No hay tiempo para filosofar. Nuestra capacidad de asombro, rebasó la teoría de la relatividad porque vamos a la velocidad de la luz.
Pero vamos en ella sin historia y sin utopías. Y es hora de que seamos aunque sea Pinky Cerebro.
Haciendo un chin de historia, recordamos que, los que sacaron al mundo del oscurantismo medieval fueron las mentes ilustradas, es decir, gente con cerebros bien puestos para pensar, para criticar, para exigir, para crear, para aportar… y allí estaba la hoguera lista por la Inquisición. Y la ciencia se impuso a los pirómano con sotana y corona. Pero, desde allá, hubo una voz de alerta, sobre el mal uso del conocimiento, de las invenciones tecnológicas, como soporte para las manualidades del hombre.
Esa voz de advertencia fue la de Roger Bacon, científico experimental en la Inglaterra del Siglo XIII, quien insistió en el uso de la ciencia, con estricto apego a principios éticos, pues esta, sin la virtud y si la moral deontológica, era una máquina de abuso y daños contra la humanidad. Y tuvo razón, hasta profética en cierta medida: la pólvora, la dinamita, la bomba atómica, las armas químicas y nucleares, los misiles inteligentes, todos inventos trascendentes de la ciencia, pero usados, para la destrucción, en perjuicio de la vida… y en estos momentos, hasta del planeta mismo.
A estos se le suman, los inventos sociales: los dogmas religiosos, las ideologías, los medios de comunicación… y dentro de estos, la propaganda veleidosa, el fake news, y el arma más letal para la enajenación mental y el envenenamiento psicológico: La internet. Y como colofón de esta telaraña virtual, la inteligencia artificial, que persigue suplantar e inutilizar nuestro cerebro.
Aquí radica la pertinencia y la importancia del Movimiento Cerebrista que hoy activamos, con sus neuronas e hipocampos alertas y dispuestos a enfrentar
“desde la creación artística a la barbaridad humana manifestada en su autodestrucción y en el abuso de poder, y promover un uso ético y responsable de los recursos tecnológicos, sobre todo, el de la robótica y logarítmica inteligencia artificial (IA)”, como atinadamente, proclaman, los poetas fundadores, Carlos Márquez y Simeón Arredondo.
¿Somos los únicos en poner sobre el tapete tal problemática? No. En el campo científico, en el área laboral y, sobre todo, en materia económica, en donde hay en juego, trillones de dólares, ya se han generado diversos debates.
En estos ámbitos, la investigadora Katrina Batthyány, del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, se pregunta ¿para qué de todas estas tecnologías? ¿Cuáles son las dimensiones éticas asociadas a su uso? Y afirma con un pero, “la inteligencia artificial tiene el potencial de generar importantes beneficios, pero también plantea desafíos sociales significativos en todas las dimensiones, que deben ser abordados de manera reflexiva, crítica y cuidadosa en estos momentos, colocando en primer orden, el bienestar individual y colectivo, el del medio ambiente y el de la justicia social.”
Esto es lo que se propone el Movimiento Cerebrista, pero en el ámbito de las humanidades, en el universo del arte, en la dinámica de la semiótica cultural, desde la convicción ética y moral, desde la armonización de lo material/industrial con el desarrollo humano, y su articulación de un mundo mejor distribuido, más equilibrado, más justo, con menos armas/guerras, con menos monopolios/expoliación, con menos bellaquerías de las potencias contra los países más pequeños, sacando del refranero los que dicen “el peje grande se come al chiquito”, “a Dios rogando, y con el mazo dando”, y aplicar el que dice, “no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”.
¿Somos los atrevidos que nos armaremos de palabras y de cerebros para “baconear” o “vacunar”, esta epidemia virtual que procura descerebrarnos? Sí.
¿Nos resistimos a la Inteligencia Artificial, a la robótica, a la nanotecnología, al holograma, a la clonación, a la neurolingüística, a que viajemos a Marte, a que alguien quiera cambiarse de hombre pa´ mujer o quiera injertarse un pene de elefante, o a que medio mundo quiera sacar dinero haciéndose un selfie en las nalgas? No.
Ahora, que nos quieran hacer creer que la tierra es plana, que la virgen se apareció en un pedazo de pan que se comía un mendigo, que el genocidio de Netanyahu está bendecido por el Dios de Israel, que el Papa es infalible, que dichosos los pobres porque de ellos es el reino de los cielos, que Jesucristo vendrá como ladrón en la noche, que Putin es el guasón y Trump, Súperman, que la dicha es blanca y la desdicha es negra, que Occidente está con Dios y Oriente con el diablo, que te puedes hacer millonario llevándote de los consejos de Kiyosaki o jugando el lotopull, que yo soy pendejo, porque tú lo dices, y tú eres guapo, porque te lo crees… también no.
Zuckerberg, Gate, Musk, son genios. Nadie lo duda. Son multibillonarios. Nadie lo duda. Pero, ¿“genio y figura, hasta la sepultura”?. Aunque el dinero lo compra todo, no creemos que todo sea el dinero y que el genio debe transcender a la tumba.
Umberto Eco, en su ensayo titulado Los límites de la subjetividad y los idiotas, advirtió sobre la paradoja de estar en la era del conocimiento y el ir hacia el “gobierno” de los estúpidos. Esto así, porque la proliferación de información falsa, por falta de conocimiento, y falsa, como instrumento de manipulación, a través de los medios masivos de comunicación like, de las redes sociales, está creando un rebaño de estúpidos, “entrenados para apagar el cerebro”, como dice el bloguero Ateo Digital.
Ahora se “aprende” más en las redes sociales que en la universidad. Solo que las redes son una enciclopedia de cosas distorsionadas para lo ridículo o distorsionadas para dogmatizarte. Por lo que se precisa apelar a Bacon y a Eco, para demandar el uso ético de las redes sociales, porque de lo contrario, mañana nos olvidaremos hasta de nuestro propio nombre, y de que somos humanos.
Cierto que la inteligencia artificial la hizo un cerebro de inteligencia natural. Y como si fuera Dios, vio que era bueno… así también dijo el Dios Yahvé de Israel, cuando, según la Biblia, creó al mundo y al hombre… al séptimo día vio todo y lo aprobó, porque todo era bueno, según lo había planificado, a su imagen y semejanza… pero, siete días después, este mundo bueno, se corrompió… la serpiente Lucifiera lero lero culebruna le mostró a Adán y a Eva el catálogo de elíxires exitadores del punto G, ilustrado con fotos triple equis de la revista Sodoma al rojo vivo, y eso fue suficiente, para que se comieran una manzana y fornicaran… la manzana de la discordia y el polvo de la perdición.
Pero aquel bocado de aquella manzana sexual, no solo provocó que Eva abriera las piernas al placer (edonismo), sino que abriera los ojos al conocimiento (estoicismo). Y por conocer “los misterios” fueron condenados.
Este sistema de querer mantener en la ignorancia a la gente es lo que siempre ha primado. Pues a menor conocimiento, mayor posibilidad de esclavizarte, de utilizarte como una marioneta.
Ahora, como el mundo ha cambiado, nos pusieron a morder la manzana cibernética de apple, para seguir lavándonos el cerebro con memes subliminales… y la nueva aplicación: la inteligencia artificial, para suplantar tu juicio crítico por el de un robot de data pre suministrada, con las informaciones servidas por el que maneja el chat gpt.
Pronto se lo dejaremos todo a Siri, Alexa, Cortana, Géminis y Bixbi…
Pero nosotros, los poetas, que creemos en la elogiosa locura de Rotterdam, en el demonio de la botella de Stevenson, que sustentamos el credo “sólo la cultura salva los pueblos”, como afirmara el humanista dominicano, Pedro Henríquez Ureña, haciendo acopio, de dos de los considerando del Movimiento de la Cerepoesía, en los que se advierte, que “ante la realidad emergente de un nuevo orden geopolítico mundial, en el que acaba de perecer el modelo de desarrollo neoliberal, y ante el creciente resurgimiento de los demonios que apuntan a una nueva confrontación universal que, pone en el tapete el exterminio humano”
Y que “la población humana ha atravesado un largo periodo deshumanizante, en el que los valores primarios y, hasta espirituales de la existencia fueron colocados a merced de los mercados. Nos referimos a la enseñanza, la salud, la justicia y, hasta las sectas religiosas.”
Concluimos este breve desahogo, haciendo constar que doy un paso al frente, e invito a los demás a que lo hagan, haciendo uso del cerebro, para unir voluntades en este movimiento cerebral, para celebrar la libertad creativa, el juicio crítico, el arte de la palabra, única arma para cambiar el mundo…
“Este mundo en el que todos tenemos cuerpo humano con vísceras y aderezos constipados, mente criminal y onerosa: hermosa fusión y engranaje que ofrece las condiciones para que la poesía del poeta, sin dioses ni sepulturas, ni blasones ni petulancias, para que la palabra labrada del poeta, no esa “mercancía poetastra” hipnotizada por la mediocridad, regurgite desde diversos puntos de convulsión.”
Esa palabra que precisa de “condimentos reales y mágicos, ácidos y manchosos, como la cebolla bermeja de la idea, el ajo arcilla de la fantasía, la mostaza parda de la realidad y el pimiento fucsia de lo sensible…”
Esta es la pócima para que el cerebro fluya de forma natural. Tu cerebro y no uno postizo, que pretende por influjo de la moda, pensar por ti.
Porque como afirmo en mi libro Pócimas poenemáticas, citando a Goethe, “el poeta, ha de reconstruir el mundo en su alma, y para reconstruirlo ha de estar contra el mundo si el mundo se le antoja falso y deslucido”.
Y esto es lo que se precisa en estos momentos: reconstruir el mundo, porque es falso y deslucido. Porque los Dioses y los Demonios, “siguen jugando a los dados”. Porque los genios, han puesto sus conocimientos, al servicio de los que gobiernan, de los que activan el botón de la máquina lavadora de cerebros.
Debemos tomar como arma, el metamensaje del cuento la Mancha Indeleble del Profesor Juan Bosch: no te dejes quitar la cabeza, por el “tartufo” que nos gobierna en esta selva, prometiéndonos el paraíso.
DATOS BIOGRÁFICOS DEL AUTOR
Rannel Báez, poeta, narrador, dramaturgo dominicano y profesor de Derecho en la Universidad Tecnológica del Sur. Director Regional Sur de la Secretaría de Estado de Cultura en Azua. Tiene tres libros publicados: Cuentos Desechables (1997), Teatra, la mujer de Teatro (Premio Nacional de Teatro de la Universidad Central del Este, 2000) y Orbe Per Verso (Premio Internacional de Poesía Casa de Teatro, 2002).

