-China lanza los primeros 12 satélites de su «Constelación de Computación de Tres Cuerpos»-
Por Redacción de Teclalibre
China ha vuelto a mover ficha en la carrera espacial y tecnológica con el lanzamiento de los primeros 12 satélites de la ambiciosa «Constelación de Computación de Tres Cuerpos», un megaproyecto que combina inteligencia artificial, energía solar y computación en el borde directamente desde el espacio.
Supercomputación en órbita: más allá del simbolismo
Desarrollado por ADA Space y Zhejiang Lab, el proyecto planea desplegar 2.800 satélites en órbita terrestre baja. No se trata solo de una constelación para comunicaciones u observación, sino de una red de procesamiento masivo en tiempo real, con capacidad para 1.000 petaoperaciones por segundo, es decir, una supercomputadora flotando sobre nuestras cabezas.
Cada satélite puede procesar hasta 744 teraoperaciones por segundo, empleando inteligencia artificial con modelos de 8.000 millones de parámetros. Además, cuentan con comunicaciones láser, 30 TB de almacenamiento interno y un diseño que aprovecha las bajas temperaturas espaciales para aumentar la eficiencia energética.
⚡¿Qué cambia esto?
Menos dependencia de centros de datos terrestres
Procesamiento de datos en tiempo real: fundamental para meteorología, observación terrestre, comunicaciones, respuesta a emergencias y más.
Mayor eficiencia ecológica: energía solar más enfriamiento natural en el vacío espacial.
China no está improvisando: esta infraestructura orbital se alinea con su plan de liderazgo global en IA y nuevas tecnologías para 2030. La apuesta es audaz y, en términos de escala, deja atrás iniciativas similares de Occidente. Como todo salto disruptivo, este proyecto genera interrogantes:
¿Quién controla los datos? La computación en órbita, sin jurisdicción clara, reabre el debate sobre soberanía tecnológica.
¿Qué pasa si algo falla? Una red tan compleja, con enlaces láser y millones de operaciones autónomas, exige una resiliencia técnica que aún está a prueba.
¿Y la basura espacial? Con miles de satélites en órbita, la gestión de colisiones y residuos será crítica.
¿Una constelación… o un aviso?
Este sistema no solo acelera la transferencia de datos o mejora la observación del clima. También representa un nuevo capítulo en la militarización del espacio, el uso estratégico de la inteligencia artificial y el dominio de la información en tiempo real. La combinación de IA y satélites ya no es una visión de ciencia ficción: es una realidad que puede redefinir el equilibrio global de poder.
En resumen, mientras otros países aún discuten regulaciones o ensayan pilotos, China ha puesto en marcha una red de inteligencia orbital que puede convertir el cielo en un gigantesco centro de datos. Y eso, más allá de la fascinación tecnológica, debería hacernos levantar la vista… y las cejas.
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