Por Luis Rodriguez Salcedo
El iPhone, uno de los productos más icónicos de la empresa Apple, se fabrica mayormente en China, lo que permite a la compañía mantener bajos los costos de producción y ofrecerlo al mercado con un precio competitivo. Actualmente, la última versión del dispositivo, el iPhone 16 Pro Max, se vende a un precio base de 1,199 dólares en tiendas estadounidenses.
Sin embargo, ¿qué pasaría si Apple decidiera fabricar sus teléfonos completamente en Estados Unidos?
Un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) reveló que si el ensamblaje del iPhone se realizara en suelo estadounidense —aunque con componentes importados— el costo por unidad aumentaría entre 30 y 40 dólares. Pero si además los componentes también se fabricaran localmente, el aumento de costo por unidad rondaría los 100 dólares o más.
Esta diferencia se explica principalmente no solo por bajo costo de la mano de obra, y el transporte interno, sino también por la falta de una cadena de suministro tan eficiente como la que existe actualmente en Asia.
Fabricar el iPhone en China sigue siendo estratégico para Apple, no solo por razones económicas, sino por la logística, disponibilidad de partes y experiencia técnica ya establecida en ese país. Trasladar la producción a Estados Unidos implicaría un incremento considerable en los precios, que podría superar los 1,500 o incluso 2,000 dólares por unidad si además se aplicaran aranceles como los propuestos por la actual administración estadounidense.
En conclusión, aunque fabricar el iPhone en Estados Unidos podría fortalecer la economía local, el costo sería asumido directamente por los consumidores, lo que afectaría el acceso a esta tecnología para una parte significativa del mercado global.
Esto significa que las políticas comerciales de Trump —incluyendo los altos aranceles a productos fabricados en China— pueden tener un efecto directo en el precio de bienes de consumo como el iPhone. Su objetivo es incentivar la producción nacional, pero el resultado podría ser un aumento drástico en los precios para los consumidores estadounidenses. Esta estrategia pone en tensión el equilibrio entre proteger la industria local y mantener productos accesibles. En el caso del iPhone, podría convertir un artículo ya costoso en un lujo aún mayor.
LRS