Hazim y la factura de la honradez: ¿denunciante o salvavidas a destiempo?
El doctor Santiago Hazim, exdirector de SeNaSa, salió al ruedo defendiendo su gestión como un “ejercicio de honradez”, recordando que fue él quien llevó al Ministerio Público la denuncia que destapó el fraude millonario en la facturación de procedimientos médicos. Dicho así, parecería que hablamos de un paladín de la transparencia. Pero en República Dominicana los relatos de virtud pública suelen sonar a guion rehecho cuando las aguas políticas se agitan.
Hazim asegura que desde noviembre de 2024, su propia Consultoría Jurídica introdujo la denuncia acompañada de documentos que probarían el esquema de manipulación. Hasta ahí, todo parece cuadrar. El problema es que en este país no basta con “haber denunciado”, sino preguntarse: ¿por qué justo en ese momento? ¿Por qué no antes? ¿Y qué tanto de iniciativa propia y qué tanto de fuego amigo en los pasillos oficiales?
Cuando el presidente Abinader remarcó que “puede tener amigos, pero nunca cómplices”, Hazim salió presto a decir que él tampoco. Una sintonía conveniente, pero también reveladora: nadie quiere quedar atrapado en la foto incómoda de los cómplices. En la política dominicana, el “yo también denuncié” es la mejor póliza de seguro.
Su abogado, Miguel Valerio, lo pinta como un médico intachable, ortopedista de prestigio y funcionario ético. Bien, pero no olvidemos que en este país la ética se invoca más en los tribunales de prensa que en los de justicia. Lo que falta no son abogados que juren la inocencia de sus clientes, sino procesos judiciales que convenzan a un pueblo hastiado de cuentos repetidos.
Hazim insiste en que su tranquilidad radica en haber conducido a SeNaSa con transparencia. Lo cierto es que el caso ya no depende de declaraciones ni de reputaciones, sino de la capacidad del Ministerio Público de llegar “hasta las últimas consecuencias”, frase que tantas veces hemos oído y tantas veces se queda a medio camino.
El timing, la narrativa de “yo fui quien denunció” y la necesidad de blindarse frente a un presidente que marca distancia, levantan preguntas más que respuestas. Hazim busca proyectar la imagen de un hombre que se adelantó a los hechos. Pero la historia dominicana enseña que las denuncias en la función pública suelen ser más bien salvavidas lanzados cuando el mar comienza a picar.
En resumen: Hazim podrá proclamarse denunciante y hombre honrado. El reto está en que la justicia confirme —o desmienta— si su legado en SeNaSa fue realmente el de un funcionario que se plantó contra la corrupción, o el de un capitán que saltó a tiempo del barco antes de que se hundiera.
-Luis Rodriguez Salcedo para TeclaLibre-
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