-«Nuestro castigo no ha terminado»: Irán amenaza con escalar la ofensiva mientras Netanyahu cancela bodas y mide los daños-
Por Redacción Teclalibre
19 de junio de 2025
El general Mohsen Rezaei, alto mando de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI), ha lanzado una advertencia directa y sin rodeos: “Tiempos oscuros se avecinan para Benjamín Netanyahu y para el Ejército israelí.” La frase, pronunciada con frialdad quirúrgica este jueves, resume el estado emocional y operativo de una Teherán que, según dice, aún no ha mostrado ni el 30 % de su verdadero músculo militar.
“Ni nuestras capacidades terrestres, ni las marítimas, ni el poder del petróleo o del Estrecho de Ormuz han entrado en juego”, recordó Rezaei, dejando la puerta abierta a una escalada mayor… si es que a eso no hemos llegado ya.
Mientras el general hablaba, el propio Netanyahu compartía con la prensa local un dato que rozaba lo tragicómico: su hijo canceló su boda por la escalada con Irán. Una imagen que, sin quererlo, ilustra el nivel de descontrol que atraviesa el gabinete israelí, donde las agendas personales colapsan junto con las defensas antimisiles.
Rezaei, por su parte, mostró un dominio mediático sin grietas. “Estamos aumentando gradualmente la intensidad de los ataques porque, aunque ustedes no lo crean, queremos dar tiempo a que los civiles israelíes evacúen. Les pedimos que huyan. Ahora. Mientras puedan.”
En medio de esta narrativa que mezcla advertencia con aparente compasión estratégica, el general fue enfático: “Nuestra venganza es sagrada.” Y lo justificó apelando —con no poca ironía— al derecho internacional. Según él, Teherán actúa dentro del marco legal, defendiendo su soberanía ante una agresión “no provocada”.
Tecnología, estrategia y paciencia letal
Entre las revelaciones más inquietantes, Rezaei afirmó que los ataques israelíes no han logrado afectar en lo más mínimo las instalaciones nucleares iraníes ni sus científicos. “Todo el material enriquecido fue trasladado. Está en lugares seguros. Fordo podría sufrir daños… pero EE.UU. no puede ir más allá de lo que ya hace: reforzar a Israel con sus escudos oxidados y sus diplomacias titubeantes.”
Y eso no es todo. Según el general, Irán ya se preparaba para el conflicto desde marzo, triplicando su arsenal de misiles y capacidades cibernéticas en tiempo récord. El plato fuerte llegó en las últimas 48 horas con la combinación de misiles Fattah y Sejjil, que lograron desestabilizar seriamente los sistemas de defensa israelíes.
En paralelo, los CGRI confirmaron ataques con drones —por primera vez— a posiciones israelíes, así como una nueva fase de bombardeos coordinados contra objetivos militares e industriales.
Rezaei también denunció intentos de asesinato por parte de Israel contra altos mandos iraníes, ataques que —según él— “fracasaron en las primeras 48 horas.” La advertencia está clara: jugar al Mossad tiene consecuencias.
Mientras la retórica de guerra se afila como cuchillo persa, Irán no solo amenaza, sino que calibra. Rezaei habla con el tono de quien no improvisa, de quien lleva meses planificando. Y aunque Netanyahu repita que “Israel prevalecerá”, la realidad muestra un primer ministro que no logra proteger ni las bodas de sus hijos.
En tiempos donde cada dron es una advertencia y cada misil un mensaje, las palabras de Rezaei resuenan con la fuerza de lo inevitable: “Nuestro castigo no ha terminado.”
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