-Trump dinamita el G7: acuerdos parciales, amenazas arancelarias y una retirada sorpresa-
Por Luis Rodríguez Salcedo
La Cumbre del G7 concluyó este martes en la bucólica Kananaskis sin el tradicional comunicado conjunto, pero con una certeza más cruda: el mundo occidental no logra coordinar ni un almuerzo sin que Donald Trump lo convierta en un duelo de testosterona comercial. Y esta vez, Europa volvió a ser el blanco de sus advertencias… o ¿chantajes?
La primera jornada fue de mieles: el flamante primer ministro británico, Keir Starmer, logró un alivio para el Reino Unido, firmando con Trump un acuerdo comercial que esquiva ciertos aranceles. El premier canadiense también se subió a la ola del pragmatismo y pactó acelerar las negociaciones con EE.UU. para cerrar un trato en 30 días. Hasta Ursula von der Leyen parecía moderadamente optimista tras su bilateral con Trump. Pero la luna de miel duró lo que tarda en despegar el Air Force One.
La noche del lunes, en un movimiento tan intempestivo como predecible, Trump abandonó la cumbre antes del cierre, invocando la crisis militar entre Israel e Irán. Pero a bordo del avión presidencial, el mandatario estadounidense no perdió tiempo para lanzar su habitual retórica de “o aceptan mi acuerdo o les duplico los aranceles”. Europa, una vez más, en el rol de rehén comercial.
La presidenta de la Comisión Europea, von der Leyen, intentó minimizar los roces: “Fue una conversación buena e intensa”, dijo a los periodistas, como quien intenta explicar una tormenta como si fuera brisa de verano. Aún así, no descartó represalias si EE.UU. impone su temido arancel del 50 % a productos europeos a partir del 9 de julio. ¿Guerra comercial en puerta?
Más allá del drama, el G7 logró siete declaraciones conjuntas sobre temas que van desde minerales críticos hasta computación cuántica. Pero la falta de un comunicado final revela lo obvio: no hay armonía cuando el director de orquesta abandona el podio a mitad del concierto.
Trump también frustró encuentros clave que tenía previstos este martes con líderes de México, Brasil, India, Corea del Sur y Australia. La mexicana Claudia Sheinbaum, que iba a confrontarlo por los nuevos aranceles al T-MEC, tuvo que conformarse con una llamada telefónica. Según ambos lados, fue una “buena conversación”, lo que en lenguaje diplomático puede significar cualquier cosa… excepto que haya acuerdo.
Así termina una cumbre marcada por las sonrisas forzadas, las ausencias calculadas y un nuevo recordatorio de que, en el mundo del G7, Trump no negocia: impone.
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