Por Luis Rodríguez Salcedo
Santo Domingo, R.D. – Lo que prometía ser una noche de alegría, música y reencuentros en la emblemática discoteca Jet Set se transformó en una de las tragedias más dolorosas de la historia reciente del país. Este sábado, las autoridades de salud confirmaron que el número de víctimas mortales por el desplome del techo del local, ocurrido el pasado martes, ascendió a 225.
Entre los fallecidos, al menos 50 eran residentes de la provincia de San Cristóbal, muchos de ellos oriundos del municipio de Haina, tierra natal del legendario merenguero Rubby Pérez, quien animaba la velada cuando ocurrió el desastre.
Una de las voces más impactantes de este drama ha sido la de la hija del artista, quien también se encontraba en el lugar como corista. Con profunda conmoción, expresó:
“Antonio es responsable ante mí, ante un pueblo, ante tantas vidas, ante tantos niños sin papá y sin mamá, de tantas madres sin sus hijos”.
Lamentó que el empresario responsable del local, al que se refirió como Espaillat, no se haya comunicado con ella ni con los familiares de las víctimas. “Ha sido lo más trágico e impactante que he vivido”, añadió entre lágrimas.
El presidente de la República, Luis Abinader, declaró este viernes que el país merece respuestas claras y contundentes sobre lo ocurrido:
“A partir de ahora se debe dar respuesta a qué pasó, por qué pasó y cómo pasó esta tragedia”.
Mientras tanto, el dolor se hace carne en los sectores donde vivían muchas de las víctimas. En Ciudad Nueva, una multitud de familiares, vecinos y amigos se congregó con velas encendidas para rendir homenaje a Jany Ventura, una de las figuras más queridas de la comunidad. Con lágrimas en los ojos, recordaban al “personaje singular” que dejó una huella imborrable en todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo.
La tragedia de Jet Set no solo enluta a cientos de familias, sino que también plantea interrogantes profundos sobre la seguridad en los espacios de entretenimiento, la responsabilidad empresarial y la necesidad de respuestas urgentes por parte de las autoridades.
Hoy, el país entero guarda luto por las 225 almas que no regresaron a casa. El merengue se apagó, y en su lugar, solo queda el eco del dolor y la exigencia de justicia.
LRS rodriguezsluism9@gmail.com