-¿Justicia o chantaje presidencial? Trump cobra 16 millones a CBS en plena venta de Paramount-
Por Teclalibre – Julio 2025
Donald Trump vuelve a salirse con la suya, esta vez con una jugada maestra que mezcla victimismo mediático, presión judicial y oportunismo financiero. Aunque no verá un centavo en sus bolsillos —al menos oficialmente—, el presidente ha forzado a la cadena CBS, filial de Paramount, a pagarle 16 millones de dólares como parte de un acuerdo extrajudicial. ¿El motivo? Una rabieta presidencial por una edición de entrevista que no le gustó. ¿El contexto? Una cadena acorralada por las deudas y desesperada por cerrar una venta de 8.000 millones de dólares.
La demanda de Trump comenzó como una pataleta electoral: se molestó porque el programa 60 Minutes mostró un fragmento de la entrevista a Kamala Harris que, según él, distorsionaba el contenido original y favorecía al Partido Demócrata. Lo que cualquier medio llamaría “edición editorial”, Trump lo convirtió en “conspiración informativa”. Y con su característico estilo beligerante, elevó la reclamación inicial de 10.000 millones a 20.000, ya instalado en la Casa Blanca. ¿Delirio de grandeza o cálculo milimétrico? Ambas cosas.
Lo grave no es solo el fondo del asunto —una demanda sin base legal, como han señalado expertos en medios y derecho constitucional—, sino el resultado: Paramount, débil, endeudada hasta el cuello, y en plena negociación de venta con Skydance, cedió. Cedió para salvar su futuro. Cedió por miedo a que una sentencia absurda, pero con sello presidencial, ahuyentara inversores y hundiera sus acciones.
¿Y qué obtiene Trump? Mucho más que dinero: consigue doblegar a uno de sus enemigos favoritos, la prensa crítica. Aunque el pago irá, en teoría, a su futura “biblioteca presidencial” —una construcción que suena más a mausoleo del ego que a archivo histórico—, el verdadero trofeo es simbólico. Ha hecho que 60 Minutes, el legendario programa que lo ha investigado y desnudado durante décadas, se vea forzado a modificar su política editorial. A partir de ahora, por el acuerdo, las entrevistas completas a candidatos presidenciales deberán ser publicadas en transcripción. Transparencia, dicen algunos. Censura preventiva, decimos nosotros.
Paramount, por su parte, ha actuado como lo haría cualquier empresa acorralada: ha elegido sobrevivir, aunque eso signifique arrodillarse ante un poder político que chantajea con toga en mano. Shari Redstone, heredera y presidenta de la compañía, empujó con fuerza para cerrar el acuerdo y evitar cualquier obstáculo que pudiese echar a perder la venta a Skydance. Como quien paga por no ser extorsionada, aunque no lo admita. ¿Es esto un soborno judicializado? ¿Un precedente aterrador para la libertad de prensa? ¿Un mensaje a otros medios: “o editan como yo quiero, o pagarán”?
Una cosa queda clara: la fusión de Paramount avanza, Trump gana otra pelea mediática que convierte en victoria política, y los periodistas… sobreviven, pero no sin costo. Porque no se disculparon, es cierto. Pero también tuvieron que aceptar una imposición editorial impuesta por el miedo.
La próxima vez que un candidato no esté contento con una pregunta, bastará con llamar a su abogado.
¿Y la libertad de prensa? Esa quedó cortada en la sala de mediación, con sello de “confidencial” y olor a impunidad.