InicioARTE Y CULTURALA BARRANQUITA 1916

LA BARRANQUITA 1916

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POR EL TRILLO DE LA HISTORIA

Por Ramon Espinola

Hay fechas que tienen honda recordación en el calendario patriótico de los pueblos y la del 3 de julio de 1916 ha de tenerla para la dignidad de la patria dominicana.

Pensamos que la Academia de la Historia, el Instituto Duartiano y el Ministerio de Educación debieran presentar estos hechos al pueblo para elevar el patriotismo de todos los dominicanos.

En el 1916, acosado por las luchas intestinas y los problemas políticos de la época, renuncio a la presidencia de la república Juan Isidro Jiménez.

Inmediatamente, el 15 de mayo de 1916, como león en asecho, desembarcaron tropas del imperio estadounidense cerca de la ciudad de Santo Domingo bajo  órdenes del Contralmirante William  B. Caperton.

Lo mismo hicieron por el Puerto de San Pedro de Macorís a los pocos días. Y el 1 de junio llegaron fuertes contingentes de tropas por Puerto Plata y Montecristi en el extremo Norte del país para desde estos dos puntos ir bajando hacia el Sur y a su paso ocupar toda la línea noroeste hasta llegar a la ciudad de Santiago de los Caballeros. De esa forma controlarían militarmente todo el territorio nacional.

Lo que no sabían los gringos invasores era que el fervor patriótico de los dominicanos era mas grande que sus armas y en la población de Mao un grupo de unos 80 hombres se reunieron bajo el liderazgo de Carlos Daniel Grullón con la misión de darle combate a las tropas de ocupación.

Los dominicanos escogieron un cerro conocido como La Barranquita localizado entre los parajes de Guayacanes y Maizal para esperar las tropas interventoras.

Al día siguiente, al enterarse de lo que estaba pasando, se unió a los luchadores de la patria Máximo Cabral, hombre aguerrido y sin miedo.

El coronel Joseph Pendleton, comandante de las fuerzas enemigas de ocupación, salió de Montecristi el 25 de Junio de ese 1916 con 867 hombres bajo su mando. Delante venía una guardia de avance de Infantes de marina; luego continuaba un cuerpo principal formado por infantería y artillería, un hospital móvil y un tren de provisiones, varios camiones y carros.

Vaya sorpresa de estos gringos al toparse con la fiereza de apenas 80 dominicanos que le dieron combate a casi 900 soldados bien armados y entrenados. Solo el amor a la patria alimento el corazón de esos patriotas que combatieron prácticamente sin nada para dar fe de que el ideal de patria libre profesado por Juan Pablo Duarte vive en el alma de los dominicanos bien nacidos.

La batalla fue cruenta, pero los dominicanos hicieron retroceder a los estadounidenses causándole muchas bajas a los invasores.

Es un honor mencionar a Carlos Daniel Grullón, también al cura de Mao, Eliseo Echavarría, quien le pidió a la feligresía que lucharan a favor de la Patria; el sindico Rafael (Fefo) Madera y el presidente del Ayuntamiento Efraín Reyes quienes como lideres comunales arengaron al pueblo a unirse en la defensa de la patria como lo hacían ellos.

Los invasores, con cañones de artillería, rifles, ametralladoras y pistolas no pudieron derrotar a los valientes dominicanos armados de unos pocos Mauser viejos de 6 y de un tiro, machetes, palos y piedras.

Cuando los gringos veían el brillo de los machetes cargando hacia ellos corrían despavoridos.

Con respecto a esos hechos el Capitán Fuller del Cuerpo de Marina de Estados Unidos, junto al señor Graham Cosmas, escribió lo siguiente sobre la batalla de la Barranquita, en el libro “Los Marines en la Republica Dominicana 1916- 1924”, obra revisada y aprobada por el Museo de Historia de los Estados Unidos:

“El 3 de Julio, en Guayacanes, los insurgentes hicieron su segunda resistencia importante contra las fuerzas del coronel Pendleton.

En éste, el combate decisivo del avance hacia Santiago, los americanos enfrentaron a un enemigo atrincherado y valiente, en una aproximación al través de unos arbustos muy espesos. Esta vez la artillería no fue capaz de encontrar la posición desde la cual observar y disparar al enemigo, no pudo soportar el ataque, y la infantería y los que operaban las ametralladoras tuvieron que llevar la carga principal del combate.

Los ametralladores desplegaron una actividad en que se lucieron en una forma muy particular. Arrastraron sus armas marca Colt y Benet – Merciersal a través de las malezas unas 200 yardas de la línea opuesta (las trincheras enemigas) y les dispararon estallando el fuego concentrado en un esfuerzo por silenciar los rifles de los enemigos.

El cabo Joseph Glowin colocó su fusil detrás de una leña que estaba en el suelo, y empezó a disparar hasta que fue herido dos veces, cuando otros infantes de marina, con mucho esfuerzo le arrastraron hasta la retaguardia para curar sus heridas, y otro infante de marina cuya escopeta se había atascado, le sustituyó.

El primer Sargento Roswell Williams, luchando con una pistola Colt que tenía tendencia a atascarse, desde una posición en la que estaba expuesto al peligro, se levantó bajo el fuego, para tratar de quitar el obstáculo de la pistola y mantuvo su arma en acción.

Por esta hazaña llegó a ser el primer hombre en el Cuarto Regimiento en obtener la medalla de honor”.

Es digno resaltar el caso del heroísmo de un anciano dominicano que había combatido a los españoles en la Guerra de la restauración llamado Francisco (Pancho) Peña, quien con un viejo fusil que tenia desde los combates restauradores, ya oxidado por el tiempo, enfrento a las tropas Yanquis dejando su vida en el campo de batalla y su sangre abono la dignidad de los que creen en los ideales trinitarios.

Es obligación patriótica mencionar al doctor Geraldo Ellis Cambiaso, quien salió desde Santiago con la misión de curar a los patriotas heridos en el combate. En un parte militar de las fuerzas invasoras estos dicen que los patriotas dominicanos perdieron 27 hombres y 5 fueron hechos prisioneros, sin embargo, no dieron cifras de sus bajas.

No cabe la menor duda que desde la Independencia, la Restauración, y la lucha antiimperialista, la participación de los pueblos de la Línea Noroeste ha sido definitoria para el honor y la conservación de la independencia patria. Sus mejores hijos, hombres y mujeres han abonado de dignidad y patriotismo sus campos, siendo el machete el arma por excelencia del patriotismo nacional.

Así que no es solo el esplendor del sol y la claridad de la luna unida a la belleza de la mujer del noroeste lo que engrandece la región, también está el patriotismo sin duda de todos sus hijos.

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