Honduras se ha convertido en el epicentro de una lacra ignorada: la trata de personas, la tercera actividad delictiva más rentable del mundo. Ubicada entre América del Norte y del Sur, Honduras es un punto de tránsito clave para todo tipo de trata. La pobreza, la violencia y la corrupción la han convertido en un caldo de cultivo para las redes criminales internacionales.
