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RUSHMORE RELOADED

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-«Rushmore Reloaded: ¿Y si Trump también quiere una roca con Wi-Fi?»-
Por Teclalibre

Monte Rushmore, Dakota del Sur.– En el país donde los reality shows eligen presidentes y los presidentes quieren ser monumentos, una nueva idea de «grandeza» está causando un temblor sísmico… y no precisamente geológico. La posibilidad de que el rostro de Donald J. Trump sea tallado junto a los padres fundadores en el Monte Rushmore ha dejado boquiabiertos a patriotas, artistas, historiadores y, por supuesto, a los memes de internet.

La propuesta, que ha ganado tracción entre ciertos sectores del Partido Republicano y grupos de seguidores que ven en Trump al mesías naranja del siglo XXI, plantea una pregunta crucial: ¿cuánto mármol se necesita para tallar un ego de ese tamaño?

¿Es legalmente posible?
Pues no es tan fácil como levantar un muro (y que México lo pague). Añadir un rostro al Monte Rushmore requeriría: Autorización del Congreso: Porque sí, aunque parezca que todo es posible con un tuit, esto no lo decide Truth Social.

Permisos del Servicio de Parques Nacionales: Quienes han dicho repetidamente que no hay más espacio en la montaña. Pero claro, el concepto de “límite” nunca ha detenido a Trump.

Estudios medioambientales y culturales: Que tomarían años… si es que no se tiran por el inodoro presidencial junto con documentos clasificados.

¿Qué dice el pueblo?
Una encuesta de la Universidad de ¡Ay Dios mío! reveló lo siguiente: 52% cree que es una broma de mal gusto. 24% considera que mejor lo esculpan en queso. 15% apoya la idea siempre que sea con dinamita reversible.

Solo 9% cree sinceramente que merece estar junto a Washington, Lincoln, Jefferson y Roosevelt… aunque no especificaron si se referían a Teddy o Franklin.

En redes sociales la tendencia ha sido clara: más burlas que aplausos. Algunos usuarios sugieren tallar su rostro en una cancha de golf en Mar-a-Lago, donde al menos estaría más cómodo.

Agregar a Trump al Monte Rushmore sería, sin duda, un mensaje potente: que la política estadounidense ha pasado del idealismo fundacional al showmanismo de TikTok. De la emancipación a los endorsements. De Gettysburg a la «Gran y Hermosa Ley».

¿Qué diría Abraham Lincoln? Probablemente algo entre un suspiro y un: “…yo morí por esto, ¿en serio?”

La montaña, hoy símbolo de unidad e historia, se vería convertida en una campaña permanente de reelección en granito. Sería como tatuarle publicidad a la Constitución.

En resumen: que Trump quiera su rostro en el Monte Rushmore no sorprende a nadie. Que haya gente que lo apoye, tampoco. Lo preocupante es que en una nación tan polarizada, se confunda la historia con el marketing, el legado con el branding, y la democracia con un club privado.

Si esto se concreta, habrá que cambiar el nombre de la montaña a Mount Ego, y añadir una inscripción al pie que diga: “Aquí yacen los ideales, reemplazados por ratings.”

¿Y tú qué opinas? ¿Lo esculpimos… o lo colocamos digitalmente en una app con botón de desinstalar?

Teclalibre: Donde las piedras hablan… y a veces, se quejan.

rodriguezsluism9@gmail.com

https://teclalibremultimedios.com/category/portada/

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