Miles de trabajadores del Gobierno de Estados Unidos recibieron un correo que les notificaba su despido. Esta medida forma parte del ambicioso proyecto del presidente Donald Trump y su aliado Elon Musk para reducir el gasto público y transformar la estructura del gobierno federal.
Durante su campaña, Trump prometió que, de llegar a la presidencia, encargaría al CEO de Tesla, SpaceX y propietario de X, Elon Musk, una misión clara: desmantelar la burocracia, eliminar regulaciones excesivas, recortar gastos innecesarios y reorganizar las agencias federales. Y no han perdido el tiempo. Desde que Trump asumió la presidencia el 20 de enero y Musk tomó el control del recién creado Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), los despidos masivos han comenzado a hacerse notar.
El impacto ha sido especialmente fuerte en Washington, epicentro de las agencias federales, donde el desempleo se ha disparado como consecuencia directa de estas acciones. La iniciativa, que busca optimizar el gobierno, está dejando a miles sin empleo y generando un efecto inmediato en la capital del país
Washington, D.C., hogar de numerosas agencias federales, está experimentando un aumento drástico en las tasas de desempleo debido a los despidos masivos. Antes de estas medidas, la ciudad ya tenía una de las tasas de desempleo más altas del país, con un 5.5% en diciembre de 2024, según estimaciones previas.
Sin embargo, tras las primeras semanas de la administración Trump, las solicitudes de desempleo se han multiplicado. En solo seis semanas desde enero, cerca de 7,000 trabajadores en la ciudad han solicitado beneficios por desempleo, un incremento del 55% respecto al período anterior. Si bien no todos estos casos son empleados federales, la coincidencia con las órdenes de despido sugiere que gran parte del aumento está vinculada a las políticas de reducción.
Economistas predicen que la ciudad podría entrar en una recesión leve este año. Por ejemplo, expertos como Adam Kamins de Moody’s Analytics estiman que hasta 100,000 empleos federales podrían eliminarse o reubicarse fuera de Washington en los próximos dos años, equivalente a casi el 20% de la fuerza laboral federal local.
Esto elevaría la tasa de desempleo de D.C. desde su nivel actual hasta un pico proyectado de 6.5% a mediados de 2026, con una contracción económica que podría durar seis trimestres consecutivos. La dependencia de la región en trabajos administrativos, de gestión de proyectos y tecnología de la información —sectores con pocas vacantes actuales en el sector privado— complica la reabsorción de estos trabajadores, lo que podría forzar a muchos a mudarse o cambiar de carrera.
Además, hay un efecto dominó: los negocios locales, como restaurantes y tiendas, que dependen del gasto de los empleados federales, ya reportan caídas en sus ingresos. Esto podría generar miles de despidos adicionales en el sector privado, afectando especialmente a residentes de bajos ingresos, donde la tasa de pobreza de D.C. (14% en 2023) ya supera el promedio nacional.
La proyección más sombría apunta a una recesión local que comenzaría en el segundo trimestre de 2025 y se extendería hasta el tercer trimestre de 2026. El desempleo podría estabilizarse en 6.5% si no hay intervenciones, y una recuperación dependería de la reubicación de trabajadores o de una reversión parcial de los recortes bajo presión política. Algunos analistas sugieren que hasta un 25% de los despedidos podrían abandonar la región en busca de empleo, afectando el mercado inmobiliario local.
A nivel nacional, el crecimiento económico se mantendría positivo en 2025, con proyecciones de un aumento del PIB del 2% anual, pero los recortes federales podrían restar entre 0.1 y 0.3 puntos porcentuales a ese crecimiento, según estimaciones conservadoras. El desempleo nacional podría subir ligeramente, quizás a 4.2% o 4.3% a finales de 2025, especialmente si los efectos secundarios (como recortes en contratistas privados ligados al gobierno) se intensifican. Sin embargo, no se espera una recesión nacional a menos que se sumen otros factores, como una guerra comercial ampliada o políticas migratorias disruptivas.
Los afectados expresan desconcierto y frustración. “Recibí una carta diciendo que mi despido se debía a mi rendimiento, pero llevo solo seis semanas en el puesto. Nadie me dijo nada antes,” comentó un ex empleado del Departamento de Agricultura en anonimato. Mientras tanto, hay optimismo cauteloso entre algunos expertos: “Estos trabajadores tienen habilidades demandadas. Podría ser una oportunidad para el sector privado,” señaló un economista del Indeed Hiring Lab.
En resumen, mientras Washington, D.C., enfrenta una tormenta económica local, el resto de Estados Unidos observa con cautela. Los próximos meses serán clave para determinar si estas políticas logran su objetivo de eficiencia sin desestabilizar aún más la economía.
LRS